miércoles, 18 de marzo de 2009

SÍNDROME DE INTESTINO IRRITABLE


El síndrome de intestino irritable es un trastorno caracterizado por una combinación de síntomas que se consideran debidos a una anomalía de la función motora intestinal.

El trastorno del tubo digestivo puede afectar a cualquier segmento del mismo, desde la boca hasta el ano, lo que justifica la amplia variabilidad de los síntomas que pueden aparecer con dicho síndrome.
Aunque el síndrome de intestino irritable puede resultar muy molesto, con síntomas muy desagradables, nunca origina cáncer u otras alteraciones del intestino.
Este síndrome es bastante más frecuente en mujeres que en varones.

¿QUÉ PRODUCE EL SÍNDROME DE INTESTINO IRRITABLE?
No cabe duda de que el estrés es el principal factor del síndrome de intestino irritable. En las personas que viven bajo un estrés constante, una pequeña reducción de la sangre, y por lo tanto de oxígeno, provoca ligeros calambres como los que se observan en el síndrome del intestino irritable.
Una menor producción de ácido clorhídrico o de enzimas pancreáticas podría también causar el síndrome del intestino irritable al dejar alimentos sin digerir que pueden desencadenar algún tipo de inflamación leve.
Resulta también más probable que el origen sea una alergia o intolerancia a un alimento, una infestación por levaduras, hongos o parásitos y los trastornos inevitables de la flora intestinal normal. Los microorganismos no deseados causan la producción de sustancias químicas que desencadenan los calambres y una flora intestinal normal de baja calidad que permite el sobrecrecimiento de esos microorganismos no deseados.
Parece claro que existe una cierta susceptibilidad de base en la persona, probablemente genética.

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS?
Los síntomas varían de un enfermo a otro y pueden aparecer a cualquier edad. Sin embargo, la edad de comienzo más frecuente es entre los 15 y los 25 años. Los síntomas dependen de la parte del tubo digestivo que esté involucrada y es habitual que se superpongan síntomas originados en diferentes regiones. Además, los síntomas pueden modificarse a lo largo del tiempo.

Esófago: Una sensación de tener una bola en la garganta entre las comidas, que no interfiere con la deglución. Sensación de ardor. Deglución dolorosa pero sin detención de la comida. Si se detiene la comida al tragar es necesario estudios complementarios.
Estómago: Dispepsia no ulcerosa. Sensación de plenitud o saciedad después de ingerir cantidades pequeñas de comida. Distensión abdominal después de las comidas.
Intestino delgado: Aumento de los ruidos intestinales. Distensión abdominal. Dolorimiento abdominal generalizado en relación con la distensión. Estas sensaciones de distensión abdominal suelen mejorar durante la noche para reaparecer al día siguiente.
Intestino grueso: Dolor abdominal persistente, normalmente en forma de espasmos, aunque a veces se presentan episodios agudos o penetrantes. Hábitos intestinales irregulares con diarrea o estreñimiento. Flatulencia.
Otros órganos: Son frecuentes los dolores de cabeza. Es habitual que el enfermo tenga que orinar con más frecuencia. Son muy frecuentes el cansancio y la fatiga. También son habituales los trastornos del sueño. Igualmente lo son las alteraciones del apetito y las náuseas. Depresión, ansiedad y estrés.

Algunos expertos también consideran la emisión de mucosidad como posible signo de colon irritable, pero el exceso de mucosidad y, por lo tanto, su paso a las defecaciones es, en mi opinión, un signo de inflamación o de otra afección y no debería considerarse como parte de este síndrome. En el síndrome del intestino irritable no hay inflamación.

RECOMENDACIONES:
  • Cualquier malestar abdominal persistente debe ser examinado por un médico y es necesario descartar una enfermedad grave.
  • Considera aprender una técnica de relajación.
  • Evita comer mucha carne o productos lácteos. Elimina los alimentos grasientos, especiados o dulces. Cuando notes malestar, come vegetales, arroz y patatas bien cocidos al vapor, comidas blandas (plátanos). Evita el café, con frecuencia se tolera mal.
  • Si la dieta es baja en fibra, increméntala tomando fruta y vegetales, pero evita los alimentos que producen flatulencia (guisantes, lentejas, judías, repollo, etc.).
  • Ingiere abundante agua, en lo posible 3 litros al día. Reduce el consumo de alcohol.
  • No ingieras comidas copiosas y mantén un horario regular de comidas.
  • Determina la posibilidad de detectar una alergia a algún alimento.
  • El masaje corporal básico te puede proporcionar alivio.

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